129 años, Huelva Recreation Club,
desde que el escocés y otros cuantos locos se congregasen en el Salón de las
Chimeneas de la Casa Colón, quizás sin imaginar la monumental pasión que aquel histórico
instante lograría despertar entre cientos de miles de onubenses con el transcurso
de los siglos venideros; cientos de miles de fanáticos pintados de azul y
blanco que seguiríamos tus pasos por las sendas del cielo y el averno sin mirar
atrás.
129 primaveras, Decano de mi alma,
desde que el juego del balompié dejó de ser eso, un bello y simple juego, una
distracción para los que habían arribado a nuestras costas décadas atrás; los
cuales, dándole patadas a un balón, fueron sembrando el football desde el
puerto a hasta las minas, tal vez sin pensar que años más tarde dichos locos te
oficializarían, y te convertirían, con los vaivenes de la providencia, en el club
de fútbol más antiguo de España.
129 inviernos, Recre mío, viéndote
caer una y cien más veces desde la exitosa gloria deportiva e institucional,
hasta los embarrados y turbios tormentos que el destino ha puesto en tu camino;
en nuestro camino, pues jamás hemos dejado que caminases solo por los campos de
España, ya hubiese estado brillando la dorada cruz de tu corona en la cúspide
de los triunfos, como si tu escudo se hubiese visto mancillado por la negra e inmunda
ceniza del infierno, hasta donde descendíamos sin dudar para hacerte renacer al
compás de las palmas de Huelva, y conseguir que el resplandor retornase a tu antiguo
y real emblema.
129 estíos, Abuelo, desde que concebiste
y participaste en aquellas viejas competiciones deportivas, muchas de las
cuales se perdieron con el paso de las décadas, y otras se convirtieron en apasionantes
desafíos que nada tienen que ver con las aspiraciones del fútbol actual. De ese
modo, batallando con la ilusión de aquel primer encuentro en contra del
combinado inglés de Riotinto, fuiste recogiendo los primeros frutos, levantando
los primeros trofeos, y logrando que el orgullo de una afición emergente jamás
decayera a lo largo de toda tu existencia; y por ello, un año tras otro, el
número de recreativistas que decidieron entregarse en cuerpo y alma a tu fe
nunca dejó de crecer, esperanzados, como no, en verte pelear por las más altas
cotas.
129 otoños, Leyenda nuestra,
durante los cuales, miles de futbolistas han defendido tu perpetua y humilde grandeza
por donde quiera que el balón del destino rodase. Pues, ataviados con tu casaca
azul y blanca, los colores de nuestra tierra, los jugadores casi siempre han
sido la punta de la lanza del Recreativismo, demostrándote una gran lealtad desde
el principio de los tiempos; tanto a ti, Decano de mi alma, como a la eterna y
aguerrida Onuba, ciudad en la que comenzó a forjarse tu historia.
129 años, Real Club Recreativo de
Huelva, dándole sentido a nuestras vidas; pues al igual que para nosotros no existiría
jamás un solo día sin ti, para los primeros recreativistas, los padres de nuestros
abuelos, sucedía prácticamente lo mismo; y así respectivamente para todos los
seguidores albiazules que alguna vez dejaron su impronta entre las distintas
localizaciones del Recreativismo, como son el actual Estadio Colombino, el
Viejo Colombino o Estadio Municipal, y el Velódromo, lugares en los que aún se
pueden escuchar los ecos del irreductible espíritu onubense.
Para concluir con este humilde
homenaje al Decano, y despedirme hasta el 18 de diciembre del 2019, quisiera felicitar
a todos y a todas las recreativistas que alguna vez sintieron como su corazón
se movía o se mueve aún a golpes de Recreativismo. Para ellos, os invito a que
sigáis en pie, a que sigáis luchando, y a que sigáis gritando a los ocho
vientos que viva el Real Club Recreativo de Huelva.
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