Ya llega el fin de semana, y
comienzo a notar como mi corazón se acelera con la emoción de volver a ver a mi
Recre; de reencontrarme con los míos por las inmediaciones del Colombino, entre
prisas, previas y nervios; de pasar lista en la grada y de comprobar que ni siquiera
faltan los recreativistas que desde el cielo alientan; de oír el clamoroso griterío
que emerge desde el interior de nuestro Templo cuando saltan el Abuelo, la
Bandera de Lolino y el Decano.
La euforia que nos trae el fin de
semana ya se va haciendo notar, pues el partido del Recre ya está a la vista, regalando
a nuestra imaginación una jugada perfecta desde el horizonte de nuestros sueños
albiazules, donde reinan la pasión y la fe por el Decano. ¿O acaso no has
soñado alguna vez con el bendito y cumbre momento del gol, en el que el ímpetu del
recreativista se desborda descontrolado y los sentimientos afloran entre abuelos,
padres, hijos y hermanos, haciendo que retumben los cimientos del Colombino, y proveyendo
de esperanza y de fortaleza a todo aquel que acude hasta nuestro Estadio para
vivir ese preciso instante? Sin lugar a duda, a todas horas.
Y porque tenemos que ganar al
Sanluqueño como sea, el Decano necesita que todos los recreativistas y las recreativistas
nos levantemos el domingo con ese pensamiento, y nos vistamos y adornemos
acorde a la decisiva jornada que se vivirá en Huelva ese día. Además, arrastraremos
con nosotros a todos los onubenses indecisos que podamos mientras marchamos
convencidos desde cada uno de nuestros pueblos y barrios hacia la Ría del Odiel,
con la misión de hacer que el Colombino sea un auténtico infierno para nuestro
rival.
Diferenciarnos del resto de los
habitantes de Huelva debe ser una prioridad, pues esta ciudad siempre ha
pertenecido al Decano del Fútbol Español, a los recreativistas, y no ha de ser
por animadversión hacia aquellos “onubenses” que no amen lo suyo, sino por el
orgullo nuestro de vestir con la camiseta y con los colores del mayor patrimonio
de esta tierra, en un día en el que nos jugamos tanto. Para ello, amarraremos las
bufandas y banderas a nuestros cuellos, muñecas, cinturas o molleras, porque
eso nos hará sentir más fuertes que nunca, en los momentos previos a la
contienda. Sin descanso, animaremos a nuestros jugadores desde la grada; hasta
morir, haciendo que ellos se sientan también orgullosos de defender los colores que nos
representan a todos: el azul y el blanco de nuestras vidas. Y, por último, aplaudiremos
su gran esfuerzo y compromiso durante el partido, y el enorme sacrificio que
están haciendo por el Real Club Recreativo de Huelva, tan lejos de sus hogares y en las condiciones que todos sabemos.
* Fotografía: Eduardo Rey.
* Modelo: Mamen Macías Garrido.
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