sábado, 10 de noviembre de 2018

"JUAN, ¿DÓNDE TE METES?"


A veces, mientras el Recre juega sus partidos en casa, mi mente retorna a los tiempos de gloria para el Decano del Fútbol Español; y al otear las gradas vacías, recuerdo inevitablemente los rostros, los gestos, el ímpetu y los gritos de aquellos que hoy ya no están con nosotros.

En ese asiento de ahí abajo se sentaba mi vecino Juan, un recreativista de primera categoría. Jamás se perdió un partido en toda la temporada, ni con el Racing, ni con el Mallorca, ni contra el mismo Athletic. Recuerdo que venía muy excitado a todos los partidos, pues para él eran días de fiesta, de despilfarro, y aunque cantara como el que más los goles del Recre, al final se mostraba indiferente ante el resultado del encuentro. Exceptuando un día, aquella jornada en la que nos visitaba su equipazo del alma, esa escuadra de más al norte para la que siempre encontraba tiempo y de la que no se perdía ningún partido, eso sí, en el sofá de su amigo Paco. Ese equipo del que tenía toda clases de pegatinas, posters, camisetas e incluso chándales de esos del rastro. Recuerdo que hasta en su coche lucía una bufanda que paseaba orgulloso por las calles de su onubense barrio, una bufanda que lejos de haber recorrido los principales estadios de Europa, jamás salió de la bandeja trasera su coche, ni cruzó Sierra Morena.

Era otra época, sin duda, tiempos en los que por toda la provincia de Huelva parecía respirarse un nuevo Recreativismo. La afición por el Decano se tornó inaudita, e incluso se vio multiplicada en número, aunque si hablamos de la disposición de algunos aficionados, siempre se me viene a la cabeza mi vecino Juan, recordado por todos por lo bien que se lo montó allá por tierras ilicitanas, cuando el Recre jugó la final del Campeonato de España, todavía hoy la Copa del Rey.

Y hoy, al acordarme de ti, vecino Juan, me pregunto si quizás te hiciste mayor, o quizás encontraste otros amigos, o quizás te aficionaste a otros entretenimientos alejados del fútbol. Pero desapareciste, querido vecino, dejaste vacío tu asiento en el Colombino y hasta el último partido nadie ha vuelto para ocuparlo. A pesar de mi disgusto por tu marcha silenciosa, a pesar del vacío que dejaste en nuestras gradas, no te guardo rencor, y te pido, como pediría cualquier recreativista de a pie, que vuelvas el próximo domingo ante el Melilla. El Recre te necesita, todos te necesitamos, Juan. Y, de camino, te traes al mamón del Paco.

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